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Gran Exposición Canina 2010
Posteado en animales, curiosidades, mascotas, perros, pets, varios en 2:02 p. m. por Rosie CashLina Medina, la madre de 5 años.
Posteado en curiosidades, insólito, varios en 2:33 p. m. por Rosie CashTrágica obsesión.
Posteado en curiosidades, insólito en 2:16 p. m. por Rosie CashEva Braun
Posteado en historia, WWII en 11:13 p. m. por Rosie CashTampoco Adolfo Hitler gustaba de mezclar la política con su vida privada. Presentar a una mujer como primera dama, darle rango de esposa, le parecía seguramente ridículo. Contrajo matrimonio con Eva Braun, según se sabe, un día antes del suicidio de ambos, frente al fracaso total de Alemania.
Durante sus doce años de poder político jamás las enardecidas multitudes que lo aclamaron con vítores le conocieron mujer alguna. Ni siquiera Eva, con quien mantuvo una relación durante más de diez años.
Hitler prefería a las mujeres rubias. Cuando vio a Eva Braun por primera vez -él le doblaba la edad- acompañada de un famoso fotógrafo de la época, se interesó por aquella joven atractiva, alta, de ojos claros y linda sonrisa.
Los regalos que hizo el líder nazi a la alemana de Munich -además de elegantes casas y autos de lujo- fueron hallados en Baviera por el servicio de inteligencia de Estados Unidos mucho después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Se trataba de un cofre que pertenecía a la pareja y que contenía decenas de álbumes con fotos de la vida privada y secreta de Hitler, un juego de plata del siglo XVIII valorado en un millón de dólares, un broche tasado en 50 mil, decenas de brillantes y varios millares de dólares en billetes.
Eva no era culta. Tampoco fue una intelectual. Apenas hablaba de política. Sufría la falta de reconocimiento público, y sobre todo las largas e interminables horas que debía esperar para ver llegar a su amante "tan envuelto en los asuntos de la nación y del mundo".
Eva Braun fue una mujer frustrada. En varias ocasiones intentó suicidarse, según explica en su diario, que muestra a una mujer poco madura emocionalmente, pero capaz de sentir una gran pasión por Hitler.
El diario abarca un período dramático de la historia alemana: la creación de un ejército, el anuncio
Relata las visitas de Hitler a su casa como "deliciosas veladas", y se queja y sufre cuando la deja sola o cuando demora en regresar de nuevo. En ocasiones no la visita en quince días. Entonces Eva llora sin cesar y se siente la mujer más desdichada del mundo. En ocasiones, cuando Hitler se marcha de Alemania sin despedirse de ella, la abruma la pena más honda.
Igual que la mayoría del pueblo alemán, Eva Braun sentía por Adolfo Hitler un amor obsesivo y enfermizo. En mayo de ese año, 1935, escribe en su diario: "El tiempo es delicioso y yo, la amante del hombre más grande de Alemania y del mundo, tengo que quedarme sentada en casa, mirando por la ventana". Las páginas de ese día concluyen diciendo: "¡Dios mío, si al menos él me respondiera! ¡Una sola palabra, en tres meses de ausencia! No hay esperanzas... ¡Si alguien viniera a ayudarme!".
Eva Braun tenía planeado tomarse una sobredosis de somníferos para encontrar la muerte, "una muerte segura"; pero pasó ese mes y continuó viva. Es de suponer que, avisado Hitler, acudió a su encuentro.
Eva Braun fue, sin duda, la persona que más fidelidad le brindó a Adolfo Hitler en sus años co
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Usos del periódico
Posteado en humor, varios en 10:45 p. m. por Rosie Cash.
Sunrise
Posteado en en 10:11 p. m. por Rosie Cash
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Diario de un perro
Posteado en mascotas, perros, pets, reflexión en 10:36 p. m. por Rosie CashUn mes: Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.
Dos meses: Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta y con sus ojos me dijo adiós. Espero que mi nueva familia humana me cuide tan bien como ella me ha dicho que harán.
Cuatro meses: He crecido rápido, y todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como hermanitos. Somos todos muy inquietos, ellos me tiran del rabito y yo les mordisqueo jugando. Nos divertimos mucho.
Cinco meses: Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice pipí dentro de casa, pero nunca me habían dicho dónde hacerlo. Además duermo en un cuartito...y ¡ya no aguantaba más!
Ocho meses: Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar, y me siento tan seguro, tan protegido...Mi familia humana me quiere y me deja hacer muchas cosas. Cuando están comiendo yo les pido algo y siempre me lo dan. Y el jardín de casa es estupendo, y puedo escarbar como mis antepasados los lobos, escondiendo la comida. Creo que nunca hago nada mal porque nunca me dicen nada...
Doce meses: Hoy cumplí un año. ¡Soy un perro adulto! Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Seguro que se sienten orgullosos de mí...
Trece meses: Que mal me sentí hoy. Mi hermanito, uno de los niños, me quitó la pelotita. ¡Yo nunca le quito sus juguetes! Así que se la quité, pero mis mandíbulas se han hecho fuertes y le hice daño sin querer. El gritó y lloró y yo me sentí muy triste. Después del susto me encadenaron casi sin poder moverme. Hacía mucho sol y tenía mucho calor y no había agua cerca...Y les oí decir que iban a tenerme en observación o algo así, y que soy un desagradecido. No entiendo nada.
Quince meses: Ya nada es igual. Vivo en la azotea y me siento muy solo. No se por qué mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed, y cuando llueve no tengo ningún techo para cobijarme.
Dieciséis meses: Hoy me bajaron de la azotea. Me puse muy contento de que me perdonaran, y daba saltos de gusto, y movía el rabito como nunca. ¡Y además me van a llevar de paseo! Monto en el coche y espero a ver a dónde me llevan, tengo muchas ganas de correr y jugar con mi familia. Paramos, abrieron la puerta y yo me bajé feliz. Estábamos en la carretera, al lado de un campo y pensé que pasaríamos un día estupendo. No entiendo por qué cerraron la puerta y se fueron. ¡Esperadme!, les grité, ¡Os olvidáis de mí! Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas, muy angustiado, iba viendo que no podría alcanzarles, que no podía correr más y el coche se iba haciendo pequeñito. Me habían olvidado.
Diecisiete meses: He intentado encontrar el camino para volver a casa y no lo he conseguido. Estoy perdido. A veces me encuentro con gente buena que me mira triste y me da algo de comer. Yo les doy las gracias con la mirada, y les digo que querría que me adoptaran, que les prometo ser leal como nadie...pero sólo dicen "pobre perrito, se debe haber perdido". Y se van y me dejan sólo otra vez.
Dieciocho meses: Es otro día pasé por un colegio y vi a muchos niños como mis antiguos hermanitos. Me acerqué y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras, "a ver quien tiene mejor puntería", decían. Una de las piedras me dio en un ojo y ya no veo con él.
Diecinueve meses: Ahora ya no se me acerca casi nadie, creo que es porque ya no soy un perro bonito. Estoy muy flaco, perdí mi ojo, tengo alguna herida de algún perro más fuerte que me mordió cuando intentaba comer y hace mucho que nadie me cepilla el pelo. La gente no me acaricia. Últimamente lo que abundan son los escobazos que me dan cuando intento dormir un poco a la sombra de alguno de sus porches.
Veinte meses: Casi no puedo moverme. Hoy intenté cruzar la calle por donde pasan coches y uno me atropelló. Aunque yo creo que estaba en un lugar seguro...y no olvidaré la mirada de satisfacción del conductor que hasta se ladeó con tal de darme...Si me hubiera matado...pero que va, sólo me dislocó la cadera y el dolor es horrible. Mis patas traseras no se movían, así que con mucha dificultad me arrastré hacia el borde del camino, donde había un poco de hierba.
Llevo diez días bajo el sol, la lluvia y el frío, sin comer. Ya no me puedo mover nada, el dolor es insoportable. Me siento muy mal, cuando llovió se hizo un charco donde yo estaba y como no podía moverme estuve mojado muchísimo tiempo, y creo que mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa sin verme, otros me dicen "no te acerques"...¡pero si ni me puedo mover!
Ya casi estoy inconsciente, pero una fuerza extraña me hizo abrir los ojos. Una mujer muy dulce me decía "pobre perrito, cómo te han dejado". Junto a ella venía un señor de bata blanca, que empezó a tocarme y dijo "lo siento señora, pero esto ya no tiene solución, es mejor que deje de sufrir". A la señora se le saltaron las lágrimas y asintió, y como pude, moví el rabito agradeciéndole que me ayudara a descansar. Sentí un pinchazo de la inyección y me dormí mientras ella me acariciaba la cabeza, pensando porqué tuve que nacer si nadie me quería.
No compres tus mascotas, mejor ADOPTA.